Debut de Las Chavalas en los Conciertos del Baluarte

Dicen que las primeras veces marcan, y esta nos marcó muy fuerte. Nuestro primer concierto como banda fue en los Conciertos del Baluarte, en el Castillo de Santa Bárbara. Un sitio brutal para empezar.

A las 8 de la mañana ya estábamos allí, medio dormidas pero con los nervios a flor de piel. Descargamos los instrumentos y, al poco, llegaron Shego para la prueba de sonido (majísimas, por cierto). Mientras tanto, fuimos a los camerinos. Allí teníamos picoteo, agua y un sitio tranquilo para empezar a asimilar que eso estaba pasando de verdad.

En cuanto hicimos la prueba de sonido, los nervios se intensificaron. Ahí nos dimos cuenta de que iba en serio. Compartir cartel con un grupo tan consolidado y tocar en un sitio tan emblemático era todo lo que habíamos soñado.

La peña empezó a llegar con ganas. Repartimos todos los fanzines y la gente se los pilló con mucho cariño. Y entonces, sin darnos cuenta, llegó la hora. Subimos al escenario y los nervios desaparecieron. Todo fluyó. Se nos pasó volando.

Ver a la gente leyendo las letras de los fanzines mientras cantábamos fue lo más. Pero lo mejor era verles disfrutar. Nuestro mayor objetivo cumplido.

Cuando bajamos del escenario no nos lo creíamos. Nos vinieron a felicitar, nos pidieron fotos y nos hicieron sentir que, sí, esto que estamos haciendo tiene sentido. Estábamos en una nube.

En fin, nuestro debut fue exactamente eso: un punto de partida. Una reafirmación de que vale la pena esforzarse por lo que una quiere, porque cuando lo haces, pasan cosas bonitas como esta.

Gracias a todas las personas que estuvisteis allí dándolo todo. Al equipo de Producciones Baltimore y de los Conciertos del Baluarte por tratarnos tan bien y por darnos la oportunidad de estrenarnos de una forma tan bestial. A Ruth López, por hacernos nuestra primera entrevista de una forma tan cercana, amable y divertida. Y a Shego, por compartir ese día con nosotras, por demostrar que, más allá de ser un grupazo, también son grandes personas y, obviamente, por el conciertazo brutal que se marcaron después.

Fue uno de los mejores días de nuestra vida.